La obra significó una inversión de $ 3.500 millones aprobada por el CORE RM
El pasado viernes 24 de julio, el Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, encabezó la Acción de Gracias con que la Iglesia de Santiago celebró el fin de los trabajos de restauración de la fachada de la Catedral.
Los trabajos se iniciaron en febrero pasado y consistieron, principalmente, en la reparación estructural y restauración de los muros norte y oriente, además del aseo de la fachada poniente, obras que significaron una inversión superior a los $ 3.600 millones que fue aprobada por el CORE RM.
Además del arzobispo, estuvieron presentes en la actividad el ministro de OO.PP, Alberto Undurraga; el intendente Metropolitano, Claudio Orrego; el presidente del CORE, Felipe Berríos; el consejero regional Héctor Rocha; la alcaldesa de Santiago, Carolina Toha, además de autoridades de la iglesia.
Puesta en valor
Para el presidente del CORE RM, Felipe Berríos, este proyecto “es un gran aporte a la ciudad, porque permite la puesta en valor de nuestro patrimonio, que en el fondo va en beneficio de todos quienes habitamos la región”.
La autoridad agregó que “significó una importante inversión, y el Consejo Regional de la RM ratificó con esto su compromiso de seguir respaldando iniciativas que le agreguen valor a nuestros espacios públicos, que permitan que los habitantes de Santiago y quienes nos visiten, puedan ser los más beneficiados de esta recuperación”.
Restauración
Iniciada en febrero de 2014, la restauración de la catedral fue la primera intervención de envergadura efectuada en este monumento nacional en 109 años. El proyecto, que forma parte del Programa Puesta en Valor del Patrimonio, implicó una inversión total de $ 3.671 millones, financiados por el Gobierno Regional, aproados por el CORE RM a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).
El trabajo de restauración se hizo cargo del deterioro sufrido por la Catedral debido a la acción de la humedad y los sismos, que entre otros aspectos se evidenciaba por el desprendimiento de pedazos de materiales, como morteros, molduras y los forros de los techos, la presencia de grietas, y por la acumulación de vegetación espontánea, líquenes y sales.
El terremoto de 2010 obligó a incorporar un plan de reforzamiento estructural, lo que hizo demorar la concreción de esta restauración.